La crisis masculina
Maduración de niño a adulto


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Problemas de pareja

 

Mi esposa y yo somos una pareja de profesionistas, ambos venimos de familias tradicionales: padres proveedores, mujeres responzables de la casa.

Estos roles los repetimos en nuestra pareja inconcientemente. La discrepancia básica radica en el hecho que mi esposa siendo profesionista tiene las mismas posibilidades de crecimiento que yo. La responzabilidad de la casa no la satisface como sucedería conmigo mismo si no trabajara.

Por mi parte, en mi rol de proveedor me sentí muy comodo hasta antes de la crisis. Yo proveía, tenía a mi esposa segura (en la casa).

Mi esposa se sentía cada vez más adisgusto, la disyuntiva de cumplir con el rol tradicional (satisfacer las necesidades del marido) o el rol de la mujer moderna (satisfacer sus necesidades profesionales) la hacen sentirse atrapada e infeliz.

Ambos nos consumimos en el vicio de la codependencia (pusimos todas nuestras esperanzas en que el otro reaccionara), dejamos de crecer en el aspecto individual. 

Mis necesidades eran una esposa satisfecha con lo que yo le daba. Que ella pudiera salir adelante pero sin yo perder mi sitio dominante. Necesidad de reconocimiento de mi esposa ante el esfuerzo de mi trabajo. Ese reconocimiento no era satisfecho (porque ella no era felíz) por lo que empece a desviarme hacia amigos y amigas pasajeros que me retribuían el reconocimiento y admiración que yo necesitaba. Este hecho generó otro problema. Mi tiempo libre prefería pasarlo con mis amigos que con mi esposa.

Por su parte, ella necesitaba que yo entendiera sus miedos por ejemplo el de trabajar. Ese miedo se iba haciendo más grade con el paso del tiempo. Un miedo que yo no entendía porque para mi ese problema estaba resuelto. De ahí surgió una necesidad de dialogo. Un dialogo de sordos porque ni ella ni yo supimos escuchar ni expresar claramente nuestras ideas.

Esa necesidad de diálogo la llevo a buscar una persona que pudiera entenderla.

De esta forma cada uno encontró la via de satisfacer sus necesidades por su lado. Yo de reconocimiento y ella de ser escuchada.

Desafortunadamente las depresiones y el abandono fueron creando un rencor escondido que se manifestó un día.

Ese día quede fuera de equilibrio. La seguridad emocional que ella aportaba se desvaneció.

Mi única opción, adaptarme a la nueva dinámica del cambio: independizarme emocionalmente, enfrentar el abandono...

 

Imagen: Psique, reanimada por el beso del amor. Roma, 1793, Antonio Canova, Museo de Louvre